Alto a los abortos ¡Qué año! ¿Quién habría pensado que este mundo estaría sujeto a una enfermedad que derrumbaría la economía al cerrarse negocios, escuelas, restaurantes, deportes y otras industrias? ¡No! No cerró los centros de abortos en los Estados Unidos, sin embargo, el estado de Texas junto a otros, fueron la excepción. Nunca debemos olvidar cómo nos sentimos cuando el Señor Greg Abbott, nuestro gobernador republicano, cerró los centros de abortos en Texas durante esta pandemia el pasado mes de abril. El cierre por tres semanas nos brindó una sensación de alivio que no habíamos experimentado en casi cincuenta años, desde que se legalizó el aborto, aunque sabíamos que sería temporal. Aunque algunos de nosotros estuvimos trabajando durante esas tres semanas, se sintió como si estuviéramos de vacaciones porque no teníamos que acudir a los centros de abortos. ¡Bravísimo, Texas! Estamos agradecidos porque Abbott, junto con el 5to circuito del tribunal de apelaciones, prohibieron todas las cirugías electivas o no esenciales para defender mejor al estado de Texas ante el contagio del coronavirus. Los abortos inducidos estaban en esta lista de cirugías electivas. La prohibición en este estado se extendió por más de tres semanas, aunque algunos de los centros de abortos desafiaron la ley, continuando con los abortos en Texas. Por ejemplo, el centro del 4820 de la calle San Jacinto quebrantó la ley al continuar abortando, por lo menos, cinco bebés después de haberse declarado la orden de cierre. El mismo centro restableció los abortos unos días antes de que concluyera el período establecido de la suspensión. Por supuesto, tomamos fotografías de sus acciones ilegales con la esperanza de que puedan ser castigados o multados por la ley una vez que los tribunales revisen la orden de suspensión de los abortos. El día previo al cierre fue memorable frente a este centro. Allí estábamos, intentando comunicarnos con las mujeres que llegaban mientras los empleados y los voluntarios afuera intentaban atraerlas, pero manteniendo la distancia para evitar contraer el posible coronavirus de las embarazadas. Sin embargo, las embarazadas estaban aglomeradas dentro del edificio sin ninguna distancia social. Cambios Estar frente al centro de abortos en el 4820 de la calle San Jacinto durante esta pandemia ha sido una experiencia totalmente diferente a lo que había sido en los últimos 47 años. Varias cosas han cambiado. Este no es el mismo edificio de abortos al que he estado yendo en el pasado. Ha sobrevivido a los huracanes, a las inundaciones de Harvey, y sobrevivirá a esta pandemia, sin embargo, nunca he visto que haya sido tan afectado tanto como ahora. Para aquellos de nosotros que vamos allí o que podrían estar planeando hacerlo, es bueno estar conscientes de los siguientes cambios que se han dado para lograr ser más eficientes allí: Uno de los cambios que observamos es que a veces, sus dos estacionamientos no están llenos como cada día antes, y cuando lo están, no se llenan tan rápido como antes del coronavirus. Desde el inicio de esta pandemia, no se ven sus voluntarios externos entre la semana. Hace poco y solamente los sábados, unos voluntarios han estado afuera para guiar las embarazadas adentro. El costo de los abortos químicos ha aumentado. Las ambulancias se ven con más frecuencia que antes. O este centro de abortos está haciendo algo “oculto”, a escondidas de nosotros, o la "nueva normalidad" post pandemia en estos días es lo que acabo de describir. Los desastres naturales del pasado como los huracanes, la inundación por Harvey y otros, realmente no afectaron el negocio en este centro de abortos en sus 47 años de existencia. El negocio se mantenía al día siguiente en este lugar como de costumbre. No perdieron clientes. Entonces ¿Por qué esta pandemia, afortunadamente, sigue afectando el negocio de abortos, disminuyéndolo? Un buen ejemplo es lo sucedido el día previo al cierre de este centro de abortos en abril. Muy pocos bebés fueron abortados aquel día. La posibilidad actual de contraer este virus en cualquier momento parece estar afectando la conciencia de las mujeres embarazadas hasta el punto de que muchas no se sienten bien quitándoles la vida a sus hijos indefensos en un momento en que nosotros mismos también somos vulnerables e indefensos ante el virus. En consecuencia, muchas de estas mujeres embarazadas ni siquiera se molestan en programar una cita para ir a abortar. Si esto es cierto, entonces deberíamos alentarnos a tratar siempre de comunicarnos con las mujeres embarazadas que ingresan a un centro de abortos porque aparentemente, sus conciencias las han vuelto susceptibles a ser persuadidas. Pero no todas las noticias son buenas. A causa de esta pandemia muchos han perdido sus trabajos e ingresos. Las mujeres embarazadas que van a este edificio de abortos están en situaciones más serias que antes. Por lo tanto, muchas de ellas se encuentran en serios problemas financieros. En mis conversaciones con ellas en las últimas cuatro semanas, no ha sido fácil convencerlas de irse de ahí. Las mujeres que van parecen no querer estar ahí, pero sienten que su presente situación no está mejorando. Predicado papal de los 3 papas recientes Esta pandemia, aunque muy mala, parece haber sacado lo mejor de nosotros. La homilía dada desde El Vaticano en italiano por el teólogo predicador papal franciscano, padre capuchino Raniero Cantalamessa el pasado Viernes Santo, se centró en el coronavirus. Después de explicar la naturaleza del coronavirus, mencionó dos de sus frutos positivos: El padre dijo que “la pandemia del Coronavirus nos ha despertado bruscamente del peligro mayor que siempre han corrido los individuos y la humanidad: el del delirio de omnipotencia.” “El otro fruto positivo de la presente crisis sanitaria es el sentimiento de solidaridad. ¿Cuándo, en la memoria humana, los pueblos de todas las naciones se sintieron tan unidos, tan iguales, tan poco litigiosos, como en este momento de dolor?” Un buen ejemplo, yo diría de esta omnipotencia a la que se refiere este fraile predicador es la actitud de la industria del aborto. Ellos se sienten como la última autoridad, sin importarles de dar cuentas a nadie por sus malas acciones. Dando comida a los Hambrientos Mientras estábamos agradecidos por el cierre de los centros de abortos en Texas, el sufrimiento y la muerte se trasladaban al exterior de las edificaciones debido a la pandemia por el coronavirus. De hecho, es visible en nuestros barrios, iglesias y en distintos lugares. El sufrimiento está visible en todas partes por la pérdida de empleos, ingresos y alimentación. El desempleo sigue aumentando vertiginosamente mientras las familias pierden sus ingresos. Vemos esto en nuestras iglesias y estadios deportivos públicos que ahora se utilizan para alimentar a los hambrientos. Si bien es triste ver las largas filas de vehículos fuera de las iglesias que esperan para recibir bolsas de comida, en cierto modo, es motivador ver a muchos voluntarios utilizando toda su energía para repartir las bolsas, arriesgándose a contraer el coronavirus. Saben que sus tapabocas y guantes no son garantía de protección total. Son los héroes de esta pandemia, así como los trabajadores sanitarios que atienden a los pacientes con coronavirus. Esto está sucediendo en San Carlos Borromeo y otras muchas iglesias. Resulta motivador escuchar a mujeres llenas de fe, como Maribel Galvis, quien visitó un complejo de apartamentos en los alrededores para llevar la palabra de nuestro Señor a las familias, así como alimentos, dada la pérdida de sus ingresos. Esta pandemia no les permite descanso a estos voluntarios de la Iglesia. Por otro lado, no es fácil para una pareja montar a su familia en su vehículo y mostrar humildemente cuántas bocas tienen que alimentar mientras esperan en largas filas fuera de la iglesia por alimentos y muchas de esas bocas hambrientas están embarazadas o han tenido un bebé recientemente. Frente al centro de abortos. No ha sido fácil para mi ir al centro de abortos de la calle San Jacinto sin asistir antes a misa en la mañana debido al cierre de las iglesias durante esta pandemia. En consecuencia, me encontré más nervioso, pensativo y restringido ante el edificio. Las últimas 4 semanas mientras estaba allí, la pandemia ha hecho que sea un desafío para mí el estar allí. Esto hace que uno se pregunte cómo hicieron nuestros antepasados con el cierre de las iglesias durante la gripe española. La iglesia es, sin duda, nuestro tesoro. Hace unas tres semanas, mientras intentaba comunicarme con las mujeres que ingresaban a este centro, pasé un panfleto provida a una pareja que estaba en su vehículo. El individuo reaccionó ante mí como si me hubiera equivocado sobre su intención de abortar al bebé. Estuvieron mucho tiempo hablando en su vehículo. Después de unos minutos, otro vehículo se detuvo detrás de ellos. La conductora, una señora mayor, se acercó rápidamente a la pareja en el coche para convencer a la mujer embarazada de entrar en el edificio. Insistió en que entrara. Finalmente, el hombre salió de su vehículo para solicitar al guardia de seguridad que retirara a la señora porque no dejaba tranquila a la joven embarazada. Dijo que la mujer interrumpió la conversación entre ellos. Estaba perturbando. Entonces, ¿qué hizo el guardia de seguridad? Nada, aparte de llamar a uno de los viejos empleados quien no sólo no intentó apartar a la señora, sino que, además, parecía que también intentaba convencer a la chica para que entrara. Como testigo de todo esto, por supuesto, no me quedé en silencio, sino que hablé en nombre de la embarazada. Finalmente, la embarazada entró en el edificio mientras el hombre la esperaba en su coche y luego, escuchó mi invitación para hablar con él y se acercó a mí brindándome toda su atención. Pienso que él no estaba de acuerdo con el aborto. La señora mayor, me dijo, era la madre de la muchacha. Después de escuchar que esta era su primera visita al centro, me sentí un poco aliviado al saber que ella no podía abortar a su bebé ese día. La ley en Texas establece que en la primera visita, un bebé no puede ser abortado, sólo en el la segunda. Así que me calmé un poco para organizar mis ideas mientras el joven me escuchaba con preocupación. Me dijo que hablaría con ella para informarle mis palabras. Ella salió del edificio antes de lo normal. Mientras se alejaban, reconoció mi presencia. Unos tres días después, regresaron. Ella, vacilante, entró en el edificio, pero de nuevo, salió mucho antes de lo normal, demasiado rápido para haber abortado al niño. Cuando se alejaban, no reconocieron mi presencia. Por lo tanto, no sé qué pasó con ellos. Su caso sigue siendo un misterio para mí. Hace aproximadamente tres semanas, entiendo que una mujer con la que había hablado antes entró al autobús azul provida que está estacionado cerca y eligió la vida. Bobby, el devoto guerrero de la oración que va a diario a este centro de abortos, guió a una dama al autobús azul. Su concentración al rezar el rosario es una bendición para todos nosotros. Deisy también llevó a otra mujer allí. Sí, las mujeres que van en estos días al edificio parecen tener un oído más atento cuando se les habla, sin embargo, ha sido difícil debido a la pandemia, convencerlas de pasar por alto sus problemas financieros. Domingo de Pentecostés Esperamos que haya tenido una hermosa fiesta de Pentecostés ayer domingo. La fiesta Pentecostés es el día que se estableció la Iglesia - la Cristiandad hace 2000 años. El domingo de Pentecostés nos brinda mucho para celebrar al contemplar a la tercera persona de la Santísima Trinidad - el Espíritu Santo. El Espíritu Santo inició la Iglesia sacándola a la luz y abriéndola a la evangelización pública. Antes, era una iglesia de puertas cerradas por miedo. Que el Espíritu Santo continúe guiando el movimiento Católico carismático. Que las manifestaciones, dones, y frutos del Espíritu Santo nos sigan acompañando mientras defendemos la vida humana ante el aborto. Hispanics of Texas for Life / Hispanos de Texas por la Vida Raul Melchor
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