El Pequeño Alfie y el País de Inglaterra

La historia del bebé Alfie Evans, a pesar de ser triste, es inspiradora cuando reflexionamos sobre su corta vida de 23 meses y su determinación para sobrevivir. Recordemos en nuestras oraciones a sus padres y así mismo a los demás padres que se encuentren en situaciones similares. El padre Boquet de “Human Life International” (Vida Humana Internacional) nos recuerda que Alfie ya no necesita más nuestras oraciones, ya que habiendo sido bautizado y habiendo fallecido sin haber alcanzado la edad de la razón, se fue directamente al cielo. Sin embargo, sus padres necesitan de nuestras oraciones. 
 
Uno no puede negar la frialdad de algunos malos tratos del hospital Alder Hey hacia el bebé Alfie. El hecho de que le negaron comida y agua por más de 24 horas es atroz. No se diga el hecho de que hasta el oxígeno le negaron. ¿Cuál sería su intención? ¿Cuál sería su propósito? ¿Por qué el Rey y la Reina de Inglaterra permanecieron callados en este asunto? Sería difícil encontrar a una persona que le confiara el cuidado de su ser querido gravemente enfermo a este hospital.
 
Este caso nos recuerda a un caso anterior, el de Terry Schiavo, en el cual Michael Schiavo, el  enajenado esposo de la entonces paciente Terry Schiavo, autorizó que le descontinuaran la nutrición e hidratación en el hospital. Por consecuencia ella murió de hambre y deshidratación. Se referían a su vida como condición vegetal persistente. Michael le añadió leña al fuego (empeoró la situación)  por lo que él ordenó grabar en su lápida.

No obstante, el problema en el caso del pequeño Alfie no fueron sus padres. Al parecer, ellos tomaron las decisiones correctas tanto éticas como morales. El problema en este caso es que el hospital, Alder Hey, le negó a los padres el derecho de cuidar a su hijo. Ellos le negaron a los padres una segunda opinión. Sin embargo, este caso nos debería preparar para saber responder a posibles situaciones que involucren el cuidado de un paciente gravemente enfermo para que no seamos victimas de prácticas de eutanasia.
 
Las instalaciones médicas comúnmente son un campo de batalla entre prácticas de eutanasia y la muerte natural. Si no lo ha experimentado, probablemente  algún día se vea involucrado en tal batalla en algún centro médico, talvez no como paciente sino como pariente de algún ser querido que esté gravemente enfermo.  Tal vez tenga que tomar una decisión sobre la opción de "no resucitar". ) Quizá tenga que elegir entre cuidados ordinarios o extraordinarios.  Puede que un hospital le pregunte hasta cuando espera que un paciente moribundo reciba cuidados ordinarios, es decir, cuidados obligatorios.  Posiblemente tenga que tomar en cuenta lo que estamos moralmente obligados a ofrecer al paciente gravemente enfermo.  Probablemente puede ser consultado sobre el tema de donación de órganos del paciente terminal.  Quizá tenga que tomar una decisión sobre cuidados paliativos para algún paciente.  Los cuidados paliativos muchas veces le ayudan al paciente a unirse más enteramente a Cristo en la cruz.  El punto es que no tenemos que pasar por esto solos, sino más bien debemos educarnos en estas áreas leyendo las enseñanzas católicas con respecto al cuidado de un paciente gravemente enfermo. Nuestra fe nos instruye completamente sobre estas situaciones así como lo ha estado haciendo por muchos siglos.  Si no nos informamos, el personal médico con gusto decidirá el futuro de nuestro pariente enfermo y el resultado puede ser no tan diferente al del pequeño Alfie.   El ambiente de las  instalaciones médicas inadvertidamente provee el último campo de batalla, o dicho de otro modo, es la última oportunidad para las obras de Satanás.   Centrémonos en lo que nuestra Fe nos enseña sobre estos asuntos, así como hicieron los padres del pequeño Alfie cuando fueron al Papa Francisco, el “sucesor de San Pedro”.  Usualmente, el mundo secular (civil) no es capaz de ayudarnos en estos asuntos y muchas veces empeora la situación.  Tenga fe que las enseñanzas de la iglesia nos protejan de cualquier tipo de eutanasia, ya sea directa, pasiva, activa u omisa.  Que la historia del pequeño Alfie nos continúe inspirando, y al mismo tiempo nos prepare para hacer frente a estas cuestiones que se nos pudieran presentar más adelante.  Que su historia nos sirva como lección a aprender.
 
Es una buena idea designar a una persona para que hable por usted en el caso que usted caiga gravemente enfermo y no pueda responder por sí mismo. Asegúrese que la persona que usted designe esté informada adecuadamente sobre el trato moral a los enfermos de acuerdo a nuestra fe. Asegurarse que la persona comparta sus creencias y valores sobre estos asuntos. Nunca se le deben negar a un paciente cualquier forma de cuidado ordinario mientras sean con una finalidad beneficiosa. Ya sea que seamos el paciente o seamos llamados a hablar en nombre de algún ser querido enfermo, nunca debemos expresar al personal médico que nadie querría continuar viviendo en un (mal llamado) estado vegetativo.
 
 Que no se nos olviden las palabras del San Juan Pablo II, quien reafirmo con vigor que el valor intrínseco y la dignidad personal de todo ser humano no cambian, cualesquiera que sean las circunstancias concretas de su vida. Un hombre, aunque esté gravemente enfermo o se halle impedido en el ejercicio de sus funciones más elevadas, es y será siempre un hombre; jamás se convertirá en un "vegetal" o en un "animal". También nuestros hermanos y hermanas que se encuentran en la condición clínica de (mal llamado) "estado vegetativo" conservan toda su dignidad humana. La mirada amorosa de Dios Padre sigue posándose sobre ellos, reconociéndolos como hijos suyos particularmente necesitados de asistencia. Por tanto, el enfermo en estado vegetativo, en espera de su recuperación o de su fin natural, tiene derecho a una asistencia sanitaria básica (alimentación, hidratación, higiene, calefacción, etc.), y a la prevención de las complicaciones vinculadas al hecho de estar en cama. Tiene derecho también a una intervención específica de rehabilitación y a la monitorización de los signos clínicos de eventual recuperación. 
 
El Salvador
 
Apartemos la vista de la triste historia del pequeño Alfie en el Reino Unido y enfoquémonos en la maravillosa noticia en las Américas, justo al sur de nuestras fronteras. Hay mucho que agradecer por estas noticias.  Me refiero al país de El Salvador. A pesar de los malos tiempos para la economía y la pobreza de este pequeño país, continúa siendo un brillante ejemplo de la defensa a los bebés no nacidos. Este país es verdaderamente pro-vida. Reconoce que el aborto es un asesinato. Continúa la defensa de los bebés no nacidos en contra de los atentados recientes de organizaciones extranjeras pro-aborto que quieren legalizar el asesinato de bebés salvadoreños. El Salvador prohíbe el aborto en todos los casos, sin excepciones. Es muy difícil que este país un día prohibirá el aborto en todos los casos, sin ninguna excepción. El Salvador condena a cárcel, tanto al médico como a la madre que practique el aborto. Que este país junto con otros en Sudamérica, continúen defendiendo a los bebés del aborto. La defensa por los niños por nacer ante el aborto de varios países en América Latina nos inspira aun cuando oímos constantemente del aborto legal en otras partes del  mundo.
 
                                                                             
 El Sábado Pasado, el día antes del “día de la madre
 
Mientras nos encontrábamos frente al centro de abortos en la calle San Jacinto el sábado pasado, la idea del “Día de la Madre” estaba en nuestra mente, como quizá lo estaría también en la de aquellas embarazadas ingresando allí, así que ese día incorporamos a nuestro saludo la felicitación del “día de la Madre” mientras establecíamos comunicación brevemente con las madres que llegaban. Un buen número de ellas pareció sorprenderse cuando nos escucharon decir ¡Feliz día de las madres! Obviamente nos referíamos a ellas, las mujeres embarazadas, por ya ser madres por llevar un hijo por nacer. Ojalá que nuestras palabras despierten el sublime sentimiento del instinto materno a esas madres que deben retornar al edificio por la segunda visita para abortar a sus bebés, para que no regresen.

Hispanos de Texas por la Vida