Ciertamente, tenemos mucho porque orar en estos días ante esta espantosa enfermedad. Recordemos que, debido a los esfuerzos por confinar el virus, tenemos hermanos y hermanas gravemente enfermos que yacen solos en cama, sin la compañía de familiares ni amigos. Recordemos a aquéllos que han muerto sin poder recibir los servicios para su defunción porque hay que aislar a la gente y evitar el contagio. ¡Qué triste y desolador debe ser esto para la familia, no poder ser confortados con la presencia de los parientes y amigos del difunto amado! Y, por supuesto, oremos por la vacuna que pueda curarnos.
Mientras tanto, el centro de abortos ubicado en el 4820 de la calle San Jacinto, no ha cerrado ni siquiera un día para colaborar con el confinamiento del coronavirus, muchos negocios están pasando por dificultades para mantenerse económicamente después de haber estado cerrados por varios días. Entretanto, este país está tratando de ser responsable al cancelar eventos y encuentros sociales para evitar que se transmita el virus, al centro de abortos no le importa en lo absoluto. Es normal que entren al edificio unos cincuenta vehículos cada día. El edificio es, en sí mismo, pequeño, de modo que el virus puede diseminarse allí con facilidad. Algunos afirman que esta pandemia es resultado directo de los millones de bebés abortados a lo largo del mundo. Es obvio que el número de vehículos que acuden a este edifcio de abortos es menor de lo que era antes debido a la amenaza del coronavirus, por consecuencia algunos bebés no nacidos se han salvado debido al virus. La sola idea de tener que abortar a un bebé durante esta pandemia es demasiado difícil para algunas madres y deciden no proceder con el aborto; algunas madres pueden haber estado muy asustadas de poder contraerlo en el centro, otras pueden haber visto el virus como una señal de lo “sobrenatural” para no abortar a su bebé, otras madres pueden haber estado temerosas de contraer el virus y, en consecuencia, enfrentar a Dios inmediatamente después de haber abortado a su niño. Agradecemos las madres que fueron persuadidas por sus conciencias de no abortar a sus bebés mientras la amenaza del coronavirus se cierne sobre nosotros. Testimonios Nuestra hermana provida, Brenda Baez, le habló, de nuevo con mucho coraje, a una mujer justo antes de que entrara al centro de abortos para guiarla hacia el autobús azul de Provida. La mujer, sin ninguna duda, le dijo a Brenda que ella estaba allí por un aborto, pero después de salir del bus azul, ingresó al edificio de abortos. No sabemos si lo hizo para, proceder con el aborto, por unas preguntas o por alguna otra razón. Aunque no sabemos la razón de su renuncia, estamos contentos de que uno de los empleados de este centro de abortos por lo menos haya dejado su empleo y conseguido otro. Si sabemos acerca de sus razones para hacerlo, los compartiré con ustedes. Por ahora durante el riesgo del coronavirus, cuando recemos el rosario en frente de este lugar, lo mejor es hacerlo separados el uno del otro, no juntos en un solo grupo. Hispanos de Texas por la Vida
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