Madre cambia de opinión
El sábado antepasado, mientras rezábamos ante el centro de abortos en 4820 de la calle San Jacinto, un bebé que iba a ser abortado, entre los muchos de esa mañana, sigue vivo. La madre ya había pagado por el ultrasonido. Era su segunda visita. (En este país para realizarse un aborto se requiere de dos visitas por separado, a menos que existan circunstancias especiales.) El aborto se realiza en la segunda visita. Entonces ese día, el aborto estaba programado. Ese bebé sigue con vida porque la madre no podía, conscientemente, seguir adelante. La madre y su hermana, es decir, la tía del bebé, estaban en el estacionamiento, a pocos pasos de la entrada del edificio. Durante varios minutos las vi deliberar. Entonces, la madre se me acercó. Vale la pena destacar algunos aspectos de nuestra conversación. Su nombre es Lori y creo que me dijo que tenía cinco hijos. Ella no podía abortar a su bebé por dos factores, el más importante para ella era el que nos vio allí, frente al edificio. Ella lo tomó como una señal desde arriba para no tocar al bebé. Al hablarme estaba muy aliviada, sin la presión previa. Su hermana, la tía del bebe no nacido, la acompañó porque cuando alguien se practica el aborto, necesita estar acompañada por una persona que pueda llevarla a casa después del procedimiento, y también por si se da el caso de que, si algo llegara a salir mal durante la cirugía, la otra persona se responsabiliza por la paciente. La hermana estaba tan aliviada como Lori por el cambio de parecer y la decisión de no abortar al bebé. La hermana decía que, desde el principio, no sentía que era correcto todo el asunto y así se lo comunicó a Lori. Le di las gracias por defender a su sobrino o sobrina no nacido (sin embargo, ella actuó de modo incorrecto, moralmente, al acompañar a su hermana). Ambas, en sus propias palabras, me expresaron la importancia de Dios y estaban asombradas que la pesadilla del asunto de aborto se acabó pronto, sin consecuencia alguna todo porque no hubo aborto. Lori me comentó que las condiciones al interior del edificio de abortos son terribles, a todas las mujeres les dan una pastilla, hay mucha gente y se les habla rápidamente en una especie de línea de montaje. ¿Cuál fue el segundo factor? Que Lori es anémica. El doctor abortista adentro, Bernard Rosenfeld, se lo confirmó y que quizá, habría necesidad de una transfusión de sangre después del procedimiento de aborto. Obviamente, esto le preocupaba a ella pero no al punto de cancelar el procedimiento. El abortero doctor así se lo informó en su primera visita. Lori, decidió seguir adelante pese a la anemia y asistir a la segunda consulta. Pero, fue según ella, debido a nuestra presencia allí, rezando ante el edificio la razón por la que ella no tocó a su bebé. El primer día, no estábamos allí. Oír su testimonio es motivador. Ante mí, vi a dos mujeres con una vida nueva, con emoción en sus ojos pese a las condiciones adversas por las que está pasando porque el padre del bebé no es su esposo. Creo que ella dijo que está separada de su primer esposo. Después de hablar con ellas por algunos minutos y verlas a punto de echarse a llorar me convencí de que ella nunca volvería adentro del edificio. De modo que hice algo que es muy riesgoso y tampoco nunca es una buena idea. Le pedí a Lori si podría dar su testimonio a los presentes en inglés, aunque su inglés no es tan bueno como su español. Se la presenté a otras personas pro-vida allí presentes, como Robert Schwartz. Lo hice porque quería que otros escucharan su edificante testimonio. Así la presenté a otras personas. Era arriesgado debido a que se trata de una madre embarazada que ha ido a abortar a su hijo y afuera estaban algunos de los empleados. Satanás no se detiene. Quiere muerte. Algunas veces algunos empleados han guiado las madres embarazados adentro aunque estamos hablando con ellas. Lo correcto es alejar a las mujeres embarazadas de allí a un lugar distante. Sin embargo, todo terminó muy bien, intercambiamos datos con Lori para mantenernos en contacto con ella y para, de ser necesario, asistencia futura, al final, todos nos abrazamos. Otra Mamá Una hermosa y brillante chica de tan sólo 20 años, originaria de Wichita, cuyo nombre era Alishia, visitó recientemente un centro de abortos de Planned Parenthood en el estado de Kansas para abortar a su bebé. A pesar de que ella había sido excelente estudiante, Alishia se dió de baja de la preparatoria justo antes de graduarse. No sabía quién era el padre de su criatura, pero deseaba con todas sus fuerzas ser una madre amorosa, y tener un hijo propio. Ella amaba a los animales y se oponía al abuso animal y al abuso infantil. El Señor Mark Gietzen de la Coalición de Kansas por la Vida ha reportado que Alishia se suicidó tras unas horas de haberse sometido al aborto, es decir el mismo día en que abortó a su hijo. Se suicidó disparándose en la cabeza con una pistola. Por favor, oremos por ella. Hispanics of Texas for Life / Hispanos de Texas por la Vida
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