Es siempre una experiencia única estar rezando frente al centro de abortos el día de la Fiesta de Nuestra Señora de Lourdes. El 11 de febrero de este año no fue la excepción. Para los que no están familiarizados con esta fiesta, se refiere a las apariciones de la Virgen María en el pequeño pueblo de Lourdes, Francia, muy cerca de la frontera con España. La Virgen María, hablando una lengua muy similar al catalán, se le apareció a Sta. Bernardita en 1858. Hasta el día de hoy, el cuerpo de Sta. Bernardita permanece incorrupto y se encuentra a la vista del público en general. Muchos milagros y curaciones, tanto físicas como espirituales, han sido atribuidos a la intercesión de Nuestra Señora de Lourdes.
El viernes pasado, día de la celebración de la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, mientras se encontraban frente al centro de abortos en la calle San Jacinto, Lisa y su amiga Christy les hablaron a varias mujeres antes de que entraran al centro. Cuando un hombre dejaba a su pareja, Lisa lo convenció de la necesidad de salvar al bebé de ser abortado. Él pareció estar sorprendido de saber que allí se realizaban abortos. Así que, convenció a su pareja de que hablara con Lisa, quien, a su vez, la convenció a que entrara en el autobús azul provida. Resultó ser que la mujer asiste a la iglesia regularmente, estaba embarazada de seis semanas y se pudo detectar el latido del corazón de su bebé. Obviamente, iba en camino al centro para intentar realizarse un aborto antes de que se detectara el latido del corazón. ¿Habrían llevado a cabo el procedimiento de aborto en el centro aun cuando ya hubiese latidos del corazón? No lo sabremos. Sin embargo, de haberlo hecho hay formas de descubrirlo. Otra pareja, que hablaban español, se fueron ese día del centro cuando Lisa les explicó sobre sus opciones. La Ley del Latido del Corazón nos da a nosotros, los consejeros en la calle, muchas oportunidades para lograr que las madres no ingresen al centro. Si no estamos allí, perdemos tales oportunidades. Su presencia como padre o madre espiritual de los aún no nacidos es indispensable ahi. Como sabrán, debido a que he estado cuidando a mi esposa Christine día y noche después de su operación de fractura de cadera, no he podido estar físicamente presente en las instalaciones del centro de aborto durante dos semanas. No es fácil no estar allí como padre espiritual de los no nacidos. La vida no tiene sentido cuando no estamos allí. Incluso mi conciencia sigue despertándome a la hora en que podría llegar allí temprano cada mañana. En sus oraciones, por favor pidan por la recuperación de mi esposa. Hispanos de Texas por la Vida
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