Los feligreses de Regina Caeli
Los feligreses de esta parroquia local continúan orando una vez al mes frente al centro de abortos en el 4820 de la calle San Jacinto junto con su nuevo sacerdote recientemente transferido a esta localidad. Aparentemente, el sacerdote se ha sentido motivado a unirse a las numerosas familias de esta parroquia que rezan frente al edificio ¿Qué podría ser más inspirador que ver a los niños con sus padres frente al edificio? Incluso los niños rezan o, al menos, permanecen en silencio, tal vez debido a la sensación de que los preciosos momentos se desvanecen cuando algo malo está sucediendo dentro. Traiga a sus hijos a los centros de abortos. Su presencia es muy poderosa para las mujeres embarazadas que los ven antes de entrar, lo que posiblemente haga que se les ablande el corazón y cambien su decisión. Esa es la razón por la cual a los niños no se les permite entrar a los centros de abortos. Ante un centro de abortos Abríguese bien antes de ir a rezar frente a un centro de abortos. Puede hacer mucho frío durante este invierno, pero, afortunadamente, nada como las bajas temperaturas de 5 grados o menos que experimentan nuestros hermanos y hermanas pro-vida al pararse frente a los edificios de abortos en las áreas del norte de este país. Hay muchas estrategias que podemos utilizar cuando estamos allí, tales como: dónde pararnos u orar, a qué hora debemos cambiar a otra posición, y así sucesivamente. Últimamente he estado yendo al centro de abortos en el 4820 de la calle San Jacinto en los días entre semana, en vez de los sábados, a rezar e intentar aconsejar a las embarazadas desde las aceras, para que desistan de practicarse un aborto. Ir entre semana tiene varias ventajas; sin embargo, ir cualquier día de la semana es bueno. Al ver a las mujeres entrando al edificio de abortos a veces me acuerdo de lo que dijo el autor Brian Clowes acerca de la anticoncepción; él dijo que más de la mitad de las mujeres que ingresan para abortar han usado anticonceptivos, pero les falló, y por esa razón las mujeres quedaron embarazadas. Entonces, muchos llegan para su cita de abortar de manera apresurada, agresiva y confrontacional, sin querer hablar con nadie, especialmente con nosotros. Llegan como si merecieran el aborto, ya que trataron de evitar el embarazo usando anticonceptivos. En su mente, ellas "hicieron" lo que pudieron para evitar la concepción, pero el dispositivo o la anticoncepción fallo, por lo que asumen que, por lo tanto, tienen derecho de abortar al niño. Es por eso que a veces es difícil para nosotros acercarnos a ellas. La lección aquí es que la anticoncepción conduce al aborto. La anticoncepción produce el aborto. La anticoncepción aumenta el número de abortos y no los disminuye. Hablando con las embarazadas Durante un jueves reciente, como de costumbre, estaba ocupado acercándome a las muchas mujeres que ingresaban al edificio. Hablé con muchas de ellas y les brindé gran parte de mi literatura Pro-vida. A veces uno se siente físicamente cansado de mantener varias conversaciones. Y de vez en cuando, como ese mismo día, ocurrió el escenario perfecto. Fue el clásico rescate. Debido a que el estacionamiento estaba lleno, una pareja en una camioneta salía de ahí para encontrar estacionamiento en las calles. Mientras salían, les dije en español que estábamos allí para ayudar, que no debían preocuparse por cumplir su cita. El hombre me dijo que no entendía español. La mujer me respondió en español que entendía y me preguntó en español que qué tipo de ayuda ofrecíamos. Para ser claro, les hablé en ambos idiomas bastante rápido porque su vehículo estaba en medio del camino de entrada donde los vehículos a veces entran y salen. La señora parecía estar muy ansiosa por saber cómo podíamos ayudarla exactamente, aparte de la ayuda material. Era como si ella quisiera que la convenciéramos del daño del aborto. El hombre escuchaba pacientemente mientras la señora me hacía preguntas en español. Como muchos otros, parecían estar absortos en la cultura actual que acepta el aborto si supuestamente ayuda a una pareja de una manera u otra. Pero de repente se encontraron con un problema: ¡Yo! mi voz desafiaba su aceptación del aborto. No discutieron conmigo, pero les sorprendió que yo o cualquiera expresara su oposición al aborto entre los muchos allí que lo buscaban. Me preocupe, pensando que otro vehículo podría estar esperando para estacionarse que los obligaría a moverse, y les dije que fueran a un centro de ayuda para mujeres embarazadas justo en el camino por allí cerca. Incluso me ofrecí a guiarlos hasta allá en mi coche. Tenían dudas sobre eso, por lo tanto, opté por darles la dirección para que fueran por sí mismos. Siempre es mejor llevarlos o guiarlos ahí. De hecho, se fueron del edificio de abortos y de la propiedad entera. Eso obviamente me emocionó. No pude hablar con ellos tanto como me hubiera gustado debido al tráfico que entraba y salía, y asumí que aunque se habían ido, no iban a ir al centro de ayuda porque no tuve la oportunidad de asegurarme de convencerlos sobre ir a dicho lugar. Sólo tuve suficiente tiempo para mencionarlo brevemente. Estaba contento de que al menos se habían ido y que tal vez nunca regresarían. Había estado allí toda la mañana y estaba a punto de irme. Al salir, decidí conducir hasta el centro de ayuda sólo para confirmar mis dudas de que ellos habían ido. Estaba absolutamente eufórico, más allá de las palabras al ver su vehículo allí. Entré para agradecerles y de hecho ellos fueron los que me agradecieron. A lo largo de ese día, ese gran recuerdo se quedó conmigo al punto de que estaba teniendo dificultad para realizar mi trabajo y cumplir con mis obligaciones. Ese mismo día, antes de esa pareja, vi a una familia caminando hacia el centro de abortos. Era una madre, un padre y su hija adolescente. Parecían estar bien, más o menos normal. Mientras ofrecí asistencia, la muchacha empezó a llorar desesperadamente mientras su padre la abrazaba, al tiempo que la llevaba dentro. Fue muy triste. Sin embargo, la adolescente en su llanto mostraba madurez. De no haber sido por sus padres, es probable que ella no hubiese abortado. Muchas de las mujeres “adultas” que entraban allí mostraron indiferencia. Han sido programadas por la sociedad a pensar que el aborto es un derecho. El viernes antes del día de Acción de Gracias, el centro de abortos estaba totalmente lleno desde muy temprano. De nuevo, hablé con muchas de las mujeres entrando al lugar mientras rezaba el Rosario. Después de acercarme a una mujer que buscaba donde estacionar su vehículo, tomó los folletos que yo llevaba y me dijo que había estado llorando mientras conducía hasta el centro. Me aseguró que ella no abortaría a su bebé por el duelo que estaba experimentando y gracias a esos folletos informativos. Me dijo que ella entraría de todas maneras al centro para ver qué le ofrecían puesto que tenía una cita. De nuevo, me aseguró que no abortaría a su bebé. No sé cuál fue el resultado puesto que tuve que irme. Ese mismo viernes, me acerqué a una pareja hispanohablante que iba en una camioneta y buscaba espacio en la calle para estacionarse ya que el estacionamiento del centro estaba muy lleno. Al acercarme a su vehículo observé de inmediato un rosario y una imagen de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos, que es una advocación mariana muy popular en México. Tuve que ser muy rápido con ellos puesto que estaban en medio de la acera por donde otros deben entrar o salir. Yo les recordé el rosario y a Nuestra Señora de San Juan, y apenas tuve el tiempo necesario para decirles que la Iglesia nunca aceptará el aborto ¡Dejaron el sitio! ¡Simple y milagrosamente salieron! Hispanics of Texas for LIfe / Hispanos de Texas por la Vida
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