Planificación Natural de la Familia
Toda pareja tiene la necesidad y el derecho de determinar el número de sus hijos y el momento oportuno para traerlos al mundo. Para esto dispone de diferentes alternativas. Una forma la constituyen los métodos artificiales de planificación de la familia, más comúnmente conocidos como "anticonceptivos", a pesar de que en realidad no todos tienen ese efecto, pues algunos son abortivos e implican riesgos para la salud de la mujer. (Véanse: Anticoncepción\Daños ocasionados por los anticonceptivos y Efectos abortivos de algunos anticonceptivos.) Se utilizan, en general, con la finalidad de evitar los nacimientos y, por tanto, conllevan una actitud negativa de rechazo a la vida con toda la carga de egoísmo y falta de amor que eso significa.
La otra forma es la planificación natural de la familia que promueve el conocimiento de la naturaleza femenina, de manera que seamos capaces de emplearla para conseguir o evitar a voluntad el embarazo de forma fácil y segura, por lo que, al estar abierta a la vida, promueve el amor entre los miembros de la pareja y hacia sus hijos.
Los métodos naturales de planificación de la familia pueden ser empleados por cualquier persona que lo desee, prefiera lo natural a lo artificial, no desee introducirse objetos o productos extraños en su organismo, tenga cualquier tipo de problemas con su fertilidad o crea que la planificación de la familia no es una responsabilidad exclusiva de la mujer. (La Iglesia Católica enseña que se deben tener motivos serios para usar estos métodos y sólo ellos, véase: Iglesia Católica\Anticoncepción.)
Los métodos naturales pueden ser empleados en cualquier momento, desde la primera regla hasta la menopausia, por ser aplicables a todas las fases de la vida fértil de la mujer, tanto si es bien reglada como si presenta ciclos irregulares, esté lactando a su hijo, se halle en el estado premenopaúsico o en cualquier otra situación.
Los métodos naturales de planificación de la familia consisten, simplemente, en que la pareja sepa autodiagnosticarse en qué momentos es fértil o infértil, de manera que adecúen sus relaciones conyugales a uno u otro momento, según deseen conseguir o postponer un nacimiento y, por tanto, no son métodos anticonceptivos sino métodos de autoconocimiento para que la pareja haga uso de su paternidad responsablemente.
En estos momentos, dado el desarrollo de la ciencia y la técnica, se conocen diferentes métodos que permiten el autoconocimiento de la fertilidad femenina, pues mientras el hombre sano es fértil en cualquier momento de su vida adulta, la fertilidad de la mujer es cíclica, ya que sólo es fértil durante aproximadamente 48 horas al mes, que es el tiempo de vida del óvulo después de ser emitido por el ovario, lo cual ocurre sólo una vez al mes.
La otra forma es la planificación natural de la familia que promueve el conocimiento de la naturaleza femenina, de manera que seamos capaces de emplearla para conseguir o evitar a voluntad el embarazo de forma fácil y segura, por lo que, al estar abierta a la vida, promueve el amor entre los miembros de la pareja y hacia sus hijos.
Los métodos naturales de planificación de la familia pueden ser empleados por cualquier persona que lo desee, prefiera lo natural a lo artificial, no desee introducirse objetos o productos extraños en su organismo, tenga cualquier tipo de problemas con su fertilidad o crea que la planificación de la familia no es una responsabilidad exclusiva de la mujer. (La Iglesia Católica enseña que se deben tener motivos serios para usar estos métodos y sólo ellos, véase: Iglesia Católica\Anticoncepción.)
Los métodos naturales pueden ser empleados en cualquier momento, desde la primera regla hasta la menopausia, por ser aplicables a todas las fases de la vida fértil de la mujer, tanto si es bien reglada como si presenta ciclos irregulares, esté lactando a su hijo, se halle en el estado premenopaúsico o en cualquier otra situación.
Los métodos naturales de planificación de la familia consisten, simplemente, en que la pareja sepa autodiagnosticarse en qué momentos es fértil o infértil, de manera que adecúen sus relaciones conyugales a uno u otro momento, según deseen conseguir o postponer un nacimiento y, por tanto, no son métodos anticonceptivos sino métodos de autoconocimiento para que la pareja haga uso de su paternidad responsablemente.
En estos momentos, dado el desarrollo de la ciencia y la técnica, se conocen diferentes métodos que permiten el autoconocimiento de la fertilidad femenina, pues mientras el hombre sano es fértil en cualquier momento de su vida adulta, la fertilidad de la mujer es cíclica, ya que sólo es fértil durante aproximadamente 48 horas al mes, que es el tiempo de vida del óvulo después de ser emitido por el ovario, lo cual ocurre sólo una vez al mes.
Planificación familiar natural: una manera mejor
Usar Planificación Familiar Natural (PFN) no significa “dejar las cosas al azar”. Es un método eficaz y basado en la ciencia.
“Yo sé que la Iglesia dice que el control de la natalidad es algo erróneo, pero en verdad no puedo quedar embarazada en este momento”.
“No me gusta tomar la pastilla con todos sus aditamentos químicos, pero mi doctor me dice que la PFN no funciona”.
“Quisiera usar la PFN pero mis ciclos son muy irregulares... por eso no creo que funcione para mí”.
Si ustedes han escuchado o han pensado estas mismas cosas, no están solos. Existen muchos conceptos erróneos sobre la PFN, incluyendo lo bien que ésta funciona y si es que funciona para aquellas mujeres que no tienen un ciclo regular. Es sorprendente lo difícil que es conseguir información correcta sobre la PFN de parte de un médico. Él o ella quizás piensen que la PFN se trata del método del ritmo o calendario.
¡La PFN NO es el método del ritmo o calendario!
Buenas noticias
No se trata de “dejar las cosas al azar”, la Planificación familiar natural es un método eficaz y basado en la ciencia, utilizado para la planificación familiar que trata a la fertilidad como un proceso saludable normal y ayuda a las parejas a reconocer que la fertilidad es un don dado por Dios y que ésta no es una enfermedad. La PFN se basa en aprender a reconocer y observar aquellas señales que indican fertilidad. Estas señales perceptibles cambian como respuesta al cambio hormonal del ciclo menstrual. A una mujer sólo le toma unos segundos cada día para percatarse si está en sus días fértiles; luego la pareja interpreta el gráfico y toma su decisión basada en la intención que tenga sobre su planificación familiar. La PFN funciona por medio de períodos de abstinencia durante los períodos fértiles para aquellas parejas que desean evitar un embarazo. La PFN ayuda a las parejas a determinar si son días fértiles o si son infértiles manteniéndolas al corriente, día a día. NO es requisito tener un ciclo menstrual regular.
“Yo sé que la Iglesia dice que el control de la natalidad es algo erróneo, pero en verdad no puedo quedar embarazada en este momento”.
“No me gusta tomar la pastilla con todos sus aditamentos químicos, pero mi doctor me dice que la PFN no funciona”.
“Quisiera usar la PFN pero mis ciclos son muy irregulares... por eso no creo que funcione para mí”.
Si ustedes han escuchado o han pensado estas mismas cosas, no están solos. Existen muchos conceptos erróneos sobre la PFN, incluyendo lo bien que ésta funciona y si es que funciona para aquellas mujeres que no tienen un ciclo regular. Es sorprendente lo difícil que es conseguir información correcta sobre la PFN de parte de un médico. Él o ella quizás piensen que la PFN se trata del método del ritmo o calendario.
¡La PFN NO es el método del ritmo o calendario!
Buenas noticias
No se trata de “dejar las cosas al azar”, la Planificación familiar natural es un método eficaz y basado en la ciencia, utilizado para la planificación familiar que trata a la fertilidad como un proceso saludable normal y ayuda a las parejas a reconocer que la fertilidad es un don dado por Dios y que ésta no es una enfermedad. La PFN se basa en aprender a reconocer y observar aquellas señales que indican fertilidad. Estas señales perceptibles cambian como respuesta al cambio hormonal del ciclo menstrual. A una mujer sólo le toma unos segundos cada día para percatarse si está en sus días fértiles; luego la pareja interpreta el gráfico y toma su decisión basada en la intención que tenga sobre su planificación familiar. La PFN funciona por medio de períodos de abstinencia durante los períodos fértiles para aquellas parejas que desean evitar un embarazo. La PFN ayuda a las parejas a determinar si son días fértiles o si son infértiles manteniéndolas al corriente, día a día. NO es requisito tener un ciclo menstrual regular.
¿Funciona?La PFN puede resultar muy eficaz para las parejas que tratan de evitar o que desean un embarazo. Las parejas que aprenden y entienden bien el método, que tienen bien en claro las intenciones de su planificación familiar y que siguen cuidadosamente, y en todo momento, todas las reglas para evitar un embarazo, logran un grado de eficacia de 98 a 99.9 por ciento.
Es muy probable que las parejas que de vez en cuando no siguen todas las reglas para evitar un embarazo logren un índice de embarazo similar al logrado con el uso de condones y de otros métodos de barrera para la planificación familiar. |
¿Quiénes pueden utilizar la PFN?Las parejas que deseen compartir la responsabilidad en la planificación familiar
Las parejas que deseen evitar un embarazo Las parejas que desean un embarazo Las mujeres que desean entender su ciclo menstrual Las mujeres durante todas las fases de su vida reproductiva: ciclos regulares, prolongados o cortos, luego de dar a luz o de descontinuar los anticonceptivos hormonales, mientras está dando de lactar y durante la pre-menopausia. |
BeneficiosBajo costo
No tiene efectos secundarios dañinos Muy eficaz para evitar o para lograr un embarazo Enriquecimiento matrimonial y entendimiento mutuo Moralmente aceptable Comprenderse a sí mismo Apreciación por la fertilidad y por los niños Fomenta el respeto y la aceptación de toda la persona. |
¿Dónde puedo aprender?
Para el uso eficaz de la PFN se necesita aprender de un Proveedor Certificado en PFN. En los métodos existen unas cuantas variaciones diferentes. Algunos enseñan todas las señales que indican un cambio en los períodos fértiles, incluyendo los cambios en el moco cervical de la mujer, la temperatura antes de levantarse o antes de cualquier actividad, y los cambios en la cérvix. Otros sólo enseñan acerca de los cambios en el moco cervical.
El Método sintotérmico enseña todas las señales.
Las siguientes organizaciones enseñan el Método sintotérmico:
Couple to Couple League: www.ccli.org (En español: http://ligadeparejaapareja.wordpress.com)
Northwest Family Services: www.nwfs.org
Información sobre otros métodos de PFN:
Creighton: www.creightonmodel.com
Ovulation Method: http://www.boma-usa.org/
Marquette Model: http://nfp.marquette.edu (En español: http://nfp.marquette.edu/es/index.php)
El Método sintotérmico enseña todas las señales.
Las siguientes organizaciones enseñan el Método sintotérmico:
Couple to Couple League: www.ccli.org (En español: http://ligadeparejaapareja.wordpress.com)
Northwest Family Services: www.nwfs.org
Información sobre otros métodos de PFN:
Creighton: www.creightonmodel.com
Ovulation Method: http://www.boma-usa.org/
Marquette Model: http://nfp.marquette.edu (En español: http://nfp.marquette.edu/es/index.php)
La diferencia moral entre la anticoncepción y
la planificación natural de la familia
La promulgación de la Encíclica Humanae vitae (HV) en 1968 fue un momento crucial para la ética católica en el mundo moderno. A medida que la cultura cambiaba su visión de la sexualidad y que la anticoncepción estaba cada vez más disponible, hubo algunos que pensaron que la Iglesia cambiaría su postura sobre este tema. Sin embargo, el Papa Pablo VI fue claro al decir que la doctrina de la Iglesia acerca de este asunto no cambiaría y no podía cambiar. La anticoncepción nunca es un medio moralmente aceptable de impedir el embarazo.
A medida que la cultura continúa tragándose la “mentalidad anticonceptiva”, la Iglesia se mantiene coherente. En casi todos los documentos eclesiales desde HV que abordan el carácter inmoral de la anticoncepción, se menciona la alternativa moralmente aceptable de la planificación natural de la familia (PNF). Uno de los malentendidos más frecuentes acerca de la PNF es que se trata simplemente de otra forma de anticoncepción. Incluso, algunos han llegado a etiquetarla de “anticoncepción católica”, un desafortunado e inexacto término. Es verdad que tanto la PNF como la anticoncepción pueden ser usadas para lograr el mismo fin de evitar un embarazo. Sin embargo, el medio elegido para dicho fin es considerablemente diferente en cada caso y tiene implicaciones morales significativas.
Para poder comprender la diferencia moral entre la PNF y la anticoncepción es necesario examinar cómo funcionan estos dos métodos. La anticoncepción consiste en impedir directamente la concepción, ya sea por medio de sustancias químicas o de una barrera física. La forma más común de anticoncepción es la píldora. La píldora eleva los niveles de estrógeno y progesterona en el organismo femenino de manera tal que impide que ocurra la ovulación. Si la mujer no está ovulando, le es imposible concebir un hijo. La palabra “anticoncepción” surge de la combinación del prefijo “anti” y el vocablo “concepción”. Textualmente significa “contra la concepción”. Es una frustración activa de la concepción por medio de la alteración de la fertilidad. De manera que los matrimonios que usan la anticoncepción eligen actuar contra su saludable y natural fertilidad [1].
La PNF, en cambio, no es una forma de actuar “contra la concepción”. No hay ni sustancias químicas ni barreras que impidan la concepción de una nueva vida. En vez de ello, si los matrimonios tienen graves motivos para posponer un embarazo, pueden elegir el abstenerse periódicamente del acto conyugal.
La práctica de la PNF implica el llegar a ser capaces de reconocer los cambios naturales de la fertilidad que ocurren en el cuerpo femenino durante el mes. Por medio de este reconocimiento, los matrimonios saben cuándo la esposa es fértil y cuándo no. A través de este conocimiento, los matrimonios tienen entonces la libertad de elegir el posponer un embarazo o el lograrlo. Si un matrimonio tiene, como explicó Pablo VI, un “motivo grave”, entonces son libres de elegir abstenerse del acto conyugal cuando la esposa es fértil para posponer el embarazo. En ese caso, no hay una modificación forzada de la fertilidad ni tampoco un impedimento contrario a la concepción. Al contrario, hay una armonía con la naturaleza y con el plan de Dios. Ese plan incluye un período natural de infertilidad femenina. Por consiguiente, cuando los matrimonios usan la PNF, eligen cuándo realizar el acto conyugal.
El problema moral de la anticoncepción o de elegir impedir la fertilidad consiste en separar el acto sexual de la procreación. La concepción es el fin natural o el telos del acto conyugal. Por lo tanto, el separarlos es un acto gravemente desordenado. La PNF, en cambio, deja abierto el acto conyugal al logro de su telos. Hay una ventana en cada ciclo femenino en la cual la mujer no puede concebir, no porque ella sea infértil, sino porque así es como funciona su natural y saludable fertilidad. Por ello es que la PNF está “abierta a la vida”, lo cual es esencial para que un acto conyugal sea moralmente lícito. Si bien es cierto que la concepción no va a ocurrir durante ese tiempo del ciclo en que la mujer no está ovulando, el matrimonio está abierto a la posibilidad de la concepción, a diferencia de estar cerrado a ella y de actuar directamente para impedirla.
La belleza de la PNF consiste en que se trata de un estilo de vida. De manera que es importante recordar que su propósito no es simplemente evitar un embarazo. El posponer un embarazo es solamente un uso posible de la PNF. Y dicho uso exige un “motivo grave”. La determinación de ese motivo corresponde a los esposos, pero su discernimiento debe tener lugar por medio de una conciencia bien formada. Gaudium et spes señala que los hijos son “el don más excelente” del matrimonio. De manera que el “motivo grave” para evitar este “don más excelente” debe ser una razón seria. La acumulación excesiva de bienes o riquezas no es un motivo grave, porque la venida de otro hijo no es un detrimento para la familia. Ello sería más bien un motivo egoísta, ya que el matrimonio estaría eligiendo los bienes materiales por encima del “don más excelente” que Dios quiere darles.
Hay ocasiones, sin embargo, en que es prudente que un matrimonio posponga un embarazo. Por ejemplo, si hay un problema grave de salud en la madre o si los esposos no son capaces en ese momento de enfrentar sus necesidades económicas básicas. No hay una respuesta fácil para determinar cuándo una causa es grave que justifique el uso de la PNF. Pero esta es una decisión que el matrimonio toma con una conciencia que está en conformidad con la ley divina (cf. GS 50). La PNF debe ser usada para postergar el embarazo solamente cuando surge la necesidad, y no para evitar los hijos innecesariamente, ello sería contrario al propósito del matrimonio.
La anticoncepción también crea la preocupación de que los esposos se conviertan en objetos de mutuo placer, ya que habla un lenguaje de exigencias y falsos derechos, sin respetar la orientación dadora de vida del acto placentero que han elegido realizar. La anticoncepción purga la decisión de los esposos de los fines naturales del acto conyugal que ellos mismos han elegido realizar. Mientras la anticoncepción claramente actúa contra el bien de la fertilidad y hace que el acto conyugal sea estéril; la PNF respeta y funciona acordemente con el ciclo natural de fertilidad y, a su vez, respeta el acto conyugal y a los mismos esposos.
Eric Schafer es un seminarista que estudia para la Diócesis de Arlington, Estado de Virginia, EEUU, en el Theological College de Washington, DC. Su artículo fue publicado originalmente en inglés en el boletín de la Internacional de Seminaristas por la Vida de HLI. Para comentarios y sugerencias acerca de los artículos de este boletín, o para someter artículos, diríjase a semsforlife@hli.org. Estos boletines son colgados periódicamente en español en la página de VHI,
en: http://www.vidahumana.org/publicaciones-hli-vhi/boletin-seminaristas-provida.
[1]. Nota de VHI: Recordemos que también la píldora (la de uso habitual y la “del día siguiente”), el dispositivo intrauterino (DIU o IUD) y el inyectable Depo-Provera son abortivos parte del tiempo, además de nocivos para la salud de la mujer. Consúltese al respecto: http://www.vidahumana.org/anticoncepcion.
Para poder comprender la diferencia moral entre la PNF y la anticoncepción es necesario examinar cómo funcionan estos dos métodos. La anticoncepción consiste en impedir directamente la concepción, ya sea por medio de sustancias químicas o de una barrera física. La forma más común de anticoncepción es la píldora. La píldora eleva los niveles de estrógeno y progesterona en el organismo femenino de manera tal que impide que ocurra la ovulación. Si la mujer no está ovulando, le es imposible concebir un hijo. La palabra “anticoncepción” surge de la combinación del prefijo “anti” y el vocablo “concepción”. Textualmente significa “contra la concepción”. Es una frustración activa de la concepción por medio de la alteración de la fertilidad. De manera que los matrimonios que usan la anticoncepción eligen actuar contra su saludable y natural fertilidad [1].
La PNF, en cambio, no es una forma de actuar “contra la concepción”. No hay ni sustancias químicas ni barreras que impidan la concepción de una nueva vida. En vez de ello, si los matrimonios tienen graves motivos para posponer un embarazo, pueden elegir el abstenerse periódicamente del acto conyugal.
La práctica de la PNF implica el llegar a ser capaces de reconocer los cambios naturales de la fertilidad que ocurren en el cuerpo femenino durante el mes. Por medio de este reconocimiento, los matrimonios saben cuándo la esposa es fértil y cuándo no. A través de este conocimiento, los matrimonios tienen entonces la libertad de elegir el posponer un embarazo o el lograrlo. Si un matrimonio tiene, como explicó Pablo VI, un “motivo grave”, entonces son libres de elegir abstenerse del acto conyugal cuando la esposa es fértil para posponer el embarazo. En ese caso, no hay una modificación forzada de la fertilidad ni tampoco un impedimento contrario a la concepción. Al contrario, hay una armonía con la naturaleza y con el plan de Dios. Ese plan incluye un período natural de infertilidad femenina. Por consiguiente, cuando los matrimonios usan la PNF, eligen cuándo realizar el acto conyugal.
El problema moral de la anticoncepción o de elegir impedir la fertilidad consiste en separar el acto sexual de la procreación. La concepción es el fin natural o el telos del acto conyugal. Por lo tanto, el separarlos es un acto gravemente desordenado. La PNF, en cambio, deja abierto el acto conyugal al logro de su telos. Hay una ventana en cada ciclo femenino en la cual la mujer no puede concebir, no porque ella sea infértil, sino porque así es como funciona su natural y saludable fertilidad. Por ello es que la PNF está “abierta a la vida”, lo cual es esencial para que un acto conyugal sea moralmente lícito. Si bien es cierto que la concepción no va a ocurrir durante ese tiempo del ciclo en que la mujer no está ovulando, el matrimonio está abierto a la posibilidad de la concepción, a diferencia de estar cerrado a ella y de actuar directamente para impedirla.
La belleza de la PNF consiste en que se trata de un estilo de vida. De manera que es importante recordar que su propósito no es simplemente evitar un embarazo. El posponer un embarazo es solamente un uso posible de la PNF. Y dicho uso exige un “motivo grave”. La determinación de ese motivo corresponde a los esposos, pero su discernimiento debe tener lugar por medio de una conciencia bien formada. Gaudium et spes señala que los hijos son “el don más excelente” del matrimonio. De manera que el “motivo grave” para evitar este “don más excelente” debe ser una razón seria. La acumulación excesiva de bienes o riquezas no es un motivo grave, porque la venida de otro hijo no es un detrimento para la familia. Ello sería más bien un motivo egoísta, ya que el matrimonio estaría eligiendo los bienes materiales por encima del “don más excelente” que Dios quiere darles.
Hay ocasiones, sin embargo, en que es prudente que un matrimonio posponga un embarazo. Por ejemplo, si hay un problema grave de salud en la madre o si los esposos no son capaces en ese momento de enfrentar sus necesidades económicas básicas. No hay una respuesta fácil para determinar cuándo una causa es grave que justifique el uso de la PNF. Pero esta es una decisión que el matrimonio toma con una conciencia que está en conformidad con la ley divina (cf. GS 50). La PNF debe ser usada para postergar el embarazo solamente cuando surge la necesidad, y no para evitar los hijos innecesariamente, ello sería contrario al propósito del matrimonio.
La anticoncepción también crea la preocupación de que los esposos se conviertan en objetos de mutuo placer, ya que habla un lenguaje de exigencias y falsos derechos, sin respetar la orientación dadora de vida del acto placentero que han elegido realizar. La anticoncepción purga la decisión de los esposos de los fines naturales del acto conyugal que ellos mismos han elegido realizar. Mientras la anticoncepción claramente actúa contra el bien de la fertilidad y hace que el acto conyugal sea estéril; la PNF respeta y funciona acordemente con el ciclo natural de fertilidad y, a su vez, respeta el acto conyugal y a los mismos esposos.
Eric Schafer es un seminarista que estudia para la Diócesis de Arlington, Estado de Virginia, EEUU, en el Theological College de Washington, DC. Su artículo fue publicado originalmente en inglés en el boletín de la Internacional de Seminaristas por la Vida de HLI. Para comentarios y sugerencias acerca de los artículos de este boletín, o para someter artículos, diríjase a semsforlife@hli.org. Estos boletines son colgados periódicamente en español en la página de VHI,
en: http://www.vidahumana.org/publicaciones-hli-vhi/boletin-seminaristas-provida.
[1]. Nota de VHI: Recordemos que también la píldora (la de uso habitual y la “del día siguiente”), el dispositivo intrauterino (DIU o IUD) y el inyectable Depo-Provera son abortivos parte del tiempo, además de nocivos para la salud de la mujer. Consúltese al respecto: http://www.vidahumana.org/anticoncepcion.